sábado, 17 de abril de 2010

El final de la canción

Rosario Central quedó eliminado en la serie de reclasificación de la zona Sur de la Liga Nacional B. fue 2 a 1 ante Alianza de Viedma en una eliminatoria en la que los sureños demostraron ser un mejor equipo. No pudo ni el plantel más largo ni la localía canalla y finalmente los errores individuales y de conjunto se pagaron caro. No hubo forma de enderezar el rumbo que se había perdido tras aquel lejano buen arranque de campaña. Será tiempo de analizar y mejorar, buscando cómo crecer. Ojalá la institución siga apoyando al básquet profesional en busca de una plaza en un torneo superior.
No hay novedad en la eliminación de Central. Suena prematura, es cierto, porque fue un plantel armado para pelear por el ascenso y contó con un gran comienzo de campaña que le dio rienda suelta a la ilusión, quizás desmesurada, a tal punto que a esta altura queda allá lejos y hace tiempo.
Pero no es noticia la eliminación, porque el equipo lejos de ir logrando química humana y deportiva con el correr de las fechas, al parecer se fue desgastando a tal punto de padecer casi la totalidad de la segunda fase y de mostrarse en el rectángulo más como un cúmulo de individualidades que como un conjunto. Y se sabe, el básquet es un deporte en el que aunque haya nombres, siempre la importancia del EQUIPO está por encima de cualquier apellido.
A lo largo de la temporada se buscó variantes, porque llegaron Rodrigo Sánchez y Omar Cantón para brindarle un salto de calidad. El plantel se hizo más largo, pero esto no solucionó nada, porque generó superpoblación, obligación en el reparto de minutos y altibajos de confianza. Cuando las cosas no salen, no salen, y lo que andaba mal nunca se terminó de arreglar.
Central tuvo problemas serios en defensa, con mal balance y pobre lectura de los picks del rival. Y nunca hubo solución.
Central nunca se sintió cómodo en el ataque fijo y dependió de correr o de lastimar de tres puntos para anotar. Y no hubo solución.
Central sufrió con el rebote defensivo. Y no hubo solución.
Central no pudo de visitante. Y no hubo solución.
De local se disfrazaron varios malos rendimientos con el carácter de los jugadores, el impulso de un cuerpo técnico motivador y el apoyo del público. Pero no siempre el corazón le gana a la cabeza y no siempre los cojones alcanzan para subsanar los errores cometidos.
Seguramente algo falló en el momento de amalgamar los nombres, quizás los jugadores que no son del ámbito local no terminaron de rendir lo que se esperaba y adaptarse al juego canalla. O los de acá no estuvieron a la altura. Seguramente la responsabilidad es repartida entre todos los estratos (cuerpo técnico, plantel, dirigentes) y tampoco se puede dejar de mencionar que se trata sólo de un deporte y que ganar o perder es algo natural. Nadie tiene la culpa, nadie hizo nada grave y es el primer traspié para un proyecto canalla que cada año había subido un escalón en seriedad y resultado. Lo único que duele es otra ilusión que se va al tacho de la basura para la ciudad de Rosario.
El Partido
Como en toda la serie, Alianza de Viedma comenzó mejor sacando provecho de los errores canallas, como el flojo retroceso defensivo y la falta de rebote en aro propio. Los rompimientos y descargas fueron moneda corriente para la visita, que tuvo una vez más el partido que quería jugar.
Para Central el juego rápido también es una forma de disimular errores y por eso se prendió para anotar con Di Biaggio y Slider, mientras Cantón se debatía contra las dobles o triples marcas para intentar emparejar una batalla desigual ante Ojeda, Martirena y Bianco.
Así y todo el carácter canalla permitió mantenerse a tiro con los buenos ingresos de Abaca y Souto. A esa altura la visita manejaba los hilos y asumía con hidalguía la reacción canalla.
En el tercer parcial fue otra vez Alianza el que estiró la ventaja, con Ojeda dueño de los tableros (17 rebotes) y la aparición del recambio (De La Fuente, Pascal, Berman) bajo la batuta de un incontenible Sebastián Farías, lejos el mejor jugador de la serie en su versión de base y de anotador.
Pero Central tenía algo para decir y el que elevó la voz fue Diego Abaca, con una ráfaga anotadora de 11 puntos (fueron doce pero le dieron doble un triple) para que los locales terminen cerca. Si la suerte acompañaba en algunos tantos sencillos que se fallaron, la distancia hubiera sido un poco menor.
El último cuarto llegó con la ilusión de la gente del Cruce en ver a un canalla avasallador, a un equipo que se robe el partido de prepo a falta de buen básquet. Y no llegó. El plan de juego de la visita fue superior. Simple pero superior. Su capacidad anotadora desde todas las posiciones fue letal y su aprovechamiento de cada error canalla, óptimo. En un rato, la distancia llegó a ser de 16.
Perdido por perdido, con la gente y hasta el periodismo desmoralizado por las circunstancias, apareció el alma y el orgullo de los jugadores. Entre el temor visitante de ver el triunfo tan cerca, y la necesidad canalla de dejar lo último, se confabularon para una remontada que cerca estuvo de ser histórica: triples de Di Biaggio, Di Lenarda y Cantón más robos en defensa lo pusieron a uno y después lo dejaron con la posibilidad de tener la última abajo por dos puntos: pero el doble agónico de Di Lenarda no entró y el festejo fue todo de la visita. Fue justo. Ellos habían hecho más y se cobraron las dos vidas rosarinas en este certamen: mandaron al descenso a Sportsmen y eliminaron a Central. Cosa seria.
Síntesis
Rosario Central (90): Adriano Di Biaggio 14, Jonatan Slider 20, Juan Pablo Lupo 3, Juan Pablo Camino 2, Omar Cantón 17 (f.i.) Diego Abaca 16, Gustavo Souto 3, Adrián Di Lenarda 7, Manuel Morello 4, Rodrigo Sánchez 4. DT: Enrique Lancellotti.
Alianza Viedma (92): Sebastián Farías 34, Mauricio Beltramella 7, Lucas Bianco 12 (x), Héctor Martirena 10, Nicolás Ojeda 15 (x) (f.i.) Rodrigo Pascal 3, Andrés Berman 2, Carlos de la Fuente 9. DT: Marcelo Allende.
Parciales: 21/26 - 40/44 - 59/65.
Árbitros: Sebastián Vassallo y Gerardo Capdevila.
Estadio: Cruce Alberdi.

Fuente: www.basquetrosario.com.ar

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