domingo, 18 de octubre de 2009

Huracán debutó con una victoria

Nos tendremos que acostumbrar al vértigo. Porque así fue el debut de Huracán y, parece, esa será la norma esta temporada. Arrancó ganando y defendió con éxito su feudo, asunto clave si se quiere avanzar en esta Liga, y lo hizo dando muestras, atisbos, de lo que puede ser un juego más que interesante para conseguir resultados pero sobre todo digno de poner unos mangos para verlo en vivo en el Viglione. Sufrió al final, es cierto, pero devolvió ampliamente el valor de la entrada. Y de eso, también, se trata esta historia.
Fue un partido con sensaciones variopintas, desde la presencia de Rubén Quiroga en el banco contrario hasta el notable cambio en el juego que experimentó el local respecto de la temporada anterior. Más atildado, con mayor dinámica, tratando de correr para aprovechar su plantilla ligera, y tratando de manejar los tiempos. Hubo pasajes en el que se logró ese objetivo y, en otros, faltó continuidad, acaso química entre los jugadores pero al fin de cuentas si había pruebas que pasar, individuales y colectivas, se pasaron con creces. Para un debut, aprobadísimo.
Después de un primer cuarto parejo, en el que Huracán llevó las riendas con el liderazgo de Pappalardi (12 puntos en el parcial, incluido un triple en su único intento en la noche), apuntalado por Ballícora, el local comenzó a sacar ventajas sobre su rival en el marcador y, sobre todo, en el juego.
El ingreso de Maranguello por el pivote sobre el final del primer cuarto, con dos faltas, le permitió encontrar a Etchepare un socio en su explosiva conducción y Huracán salió a correr al rival, al que le sacó claras ventajas con esa propuesta, algo que se profundizó cuando Nicanoff entró en los últimos minutos. Llegó a sacar 12 de luz (45-33, faltando menos de dos minutos) y cerró la primera mitad con 10 arriba (45-35)
La reanudación trajo lo mejor de Huracán. El base volvió el llamas del vestuario y desbancó con su juego a la defensa visitante, que llegaba siempre tarde a donde ya no había nadie. Así primero asistió a Hechavarría para que le hicieran falta y debutara en la red con dos libres, después provocó la infracción de Berman para sumar él uno de dos intentos, lo que repitió con Farías, aunque acertando los dos libres. Un triple del Hacha Sánchez y otro del moreno clavaron la mayor distancia de la noche: 19 (56-37) con ese parcial de 11-2 en algo más de tres minutos.
Pero no pudo sostener ese arranque demoledor. Ballícora alcanzó su tercera falta y se tuvo que sentar, reemplazado por Nicanoff, y Viedma se convirtió en deportivo Bianco que aprovechó cada desajuste defensivo local para facturar desde el campo y desde la línea, cargando de faltas al rival.
Aun así, el Globo cerró el cuarto con una venta de 11 puntos más que interesante.
Rubio mando a cancha una formación con doble base (Etchepare y Nicanoff) en el inicio del cuarto y así rompió la mini sequía que experimentó su equipo, baldío de goles en los primeros tres minutos, carencia que también tuvo el visitante que no supo aprovechar en ese momento, aunque lo consiguió después.
Los rionegrinos, perdidos por perdidos, salieron a romperle la cadencia al juego aun a riesgo de perder soldados, por eso volvió a meter en cancha a Martirena (que casi no vio acción después del tercero, con cuatro faltas) y se decidió a darle la bola a Bianco para que juegue a lo que sea. Alianza llevó el juego a al anarquía, con mucho apuro y poca precisión, y como en todo río revuelto tuvo su premio de pescador.
Punto a punto fue limando diferencias, aun cuando Huracán se sostenía desde el trabaja formidable de Pappalardi, hasta llegar a dos de la igualdad (80-78) gracias a dos libres de Berman (5ta de Etchepare, sumándose al Hacha, también afuera por faltas) cuando quedaban 50 eternos segundos por jugar.
Ahí apareció Ballícora para aprovechar un gran pase de Nicanoff y facturar en el otro aro (82-78, con en reloj en 27 segundos) aunque no pudo convertir el libre extra y a la vuelta del ataque Núñez puso otra vez la diferencia en un doble (a 20 de la chicharra). Viedma cortó con falta y Hechavarría facturó uno de dos para poner en 3 la distancia con 9 segundos por jugar. Después vino el robo de la noche: faltando 1 segundo, Maranguello interceptó a Farías en la mitad de la cancha y le cortó la chance de terminar la ofensiva provocando una salida desde el costado. El propio Farias tiró forzado buscando el milagro del alargue pero ya no fue posible y Huracán, por fin, respiró con al victoria consumada.
Lo que dejó
Por lo que se mostró el viernes –lo que ofrece una versión parcial, para nada definitiva- Huracán será en esta Liga un equipo explosivo, rápido, al que habrá que correr para tenerlo a tiro. Es una apuesta arriesgada, ciertamente, porque se trabaja mucho sobre el límite del error, pero visto el material disponible es probable que sea el mecanismo ideal para usufructuar lo mejor de cada pieza. Si esas piezas enganchan puede convertirse en una formación temible.
Por lo pronto el viernes ante Alianza dejó, más que lecturas de juego en si –con sistemas ofensivos y defensivas que seguramente necesitan trabajo, tiempo -, interesantes conclusiones individuales, especialmente de los que por primera vez jugaron en el Viglione con esta camiseta.
En ese marco, Alejandro Pappalardi se robó los aplausos. Inició el camino en la ofensiva, sostuvo el juego cuando Viedma se vino con todo y apareció en el final cuando más cerrado estaba el aro rival. Fue figura, y no sólo por haber sido el goleador, sino también por su presencia defensiva.
La media cancha esta asegurada, no sólo por las llegadas de Etchepare y Nicanoff, sino porque además quedó claro que Maranguello y el base juegan a la misma velocidad y, trabajado en ofensiva, eso le va a dar réditos al equipo.
Acaso Hechavarría haya quedad en el debe. No pudo plasmar sus intentos (1/10 de campo) y eso le jugó en contra. Habrá que esperarlo ya que es, quizás, el que más cargado de trabajo llegó.
Fue interesante lo de Ballícora, también, y el Hacha aportó su entrega y sus puntos, como siempre. Habrá que ver con el corre de los partidos si este esquema y esta plantilla no le quitan posibilidades a Ivetich, que tuvo pocos minutos el viernes, al igual que Weimann. Sierra, recuperándose de una molestia, no vio acción.
El equipo redondeó un más que aceptable 51 % de campo y alcanzó un 77 % desde la línea (Etchepare tiro 9/10 en ese rubro), lo que es bueno. Tuvo algunos problemas en los ajustes defensivos, lo que provocó faltas innecesarias poniendo a su rival frente al aro cuando en realidad le costaba entrar. Pero en general, mensurando sobre todo que se trató del debut oficial de un engranaje con muchas piezas nuevas, ninguna crítica se puede hacer de aspectos que no sean reversibles con el tiempo, clave para el ensamblado de cualquier mecanismo.
El viernes juega otra vez en casa. Es probable, o esperable, que la afluencia sea superior. El equipo jugó como para que eso ocurra.
SINTESIS
Huracán (83): Hernán Etchepare 14 (x), Radbel Hechavarria 4, Jorge Sanchez 12 (x), Nicolás Ballícora 15 y Alejandro Pappalardi 21 (f.i.) Alejandro Ivetich 4, Gustavo Maranguello 7, Eugenio Wiemann 0, León Nicanoff 6. DT: Maximiliano Rubio.
Alianza Viedma (80): Andrés Berman 13, Sebastián Farías 12, Lucas Bianco 23, Héctor Martirena 9 (x) y Nicolás Ojeda 10 (f.i.) Juan Pereyra 4, Rodrigo Pascal 5, Lucas Romera 0, Carlos De la Fuente 0, Gustavo Nuñez 4. DT: Rubén Quiroga.
Parciales: 24/20 – 45/35 – 70/59
Árbitros: Rodrigo Reyes Borras – José Bova
Estadio: Dr. Atilio Viglione

Fuente: www.diariojornada.com.ar

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